viernes, 10 de julio de 2009

La abuela Cristina












El 10 de junio de 2008 nació Joaquín, mi primer nieto. Todavía es chiquito, apenas 1 año, pero pienso que será alto, como su bisabuelo paterno. Tiene las manos del padre de mis hijos, los ojos enormes y expresivos de su tía abuela, mi cuñada María Inés, a quien tanto quise, y el hoyuelo de la abuela Cristina. Cuando quiere dormir se frota la oreja, como la abuela Mari, su abuela paterna, con quien me llevo muy bien. Quise colocar en orden las fotos de mis hijos, de mi hija con su hijo, de mi consuegra y de Joaquín, pero no pude. Se colocaron como quisieron. Mi hijo está con barba, pero no la usa, la tenía porque le habían pedido que hiciera una pequeña actuación. Mis hijos y yo somos muy buenos actores. Y para mí la actuación es una catarsis, nada me es tan saludable como actuar, drama o comedia, todo me va bien.

Como mamá

Me casé muy joven, apenas tenía veinte años luego de cuatro años de novia. Era una linda chica, delgada, con bonitos ojos celestes que cambiaban con la luz al verde o gris, cabello bastante claro y hoyuelos que todavía conservo. En aquella época no era fácil llevar un noviazgo, había que "marcar tarjeta" y estar en casa a las 20,30. a más tardar. Papá era muy estricto, y mamá se apoyaba mucho en él. Los novios llegaban, cenaban, tomaban algo y luego se iban. Los domingos mi novio me abandonaba para ir a ver River, si jugaba de local, y yo me ponía muy mal pues lo vivía como un abandono. No estaba bien visto que una chica fuera sola al cine, pero a veces lo hacía. Luego de la boda, a los 17 meses, nació mi hijo varón y luego de 15 meses mi hija mujer. Ellos lo eran todo para mí. Siempre les digo que el único amor que crece es el que uno siente por los hijos, claro que todavía no lo saben por no haberlo experimentado. Recuerdo siempre cuando, en la soledad de sus dormitorios los abrazaba muy fuerte y les decía: "Cuando vos tengas un hijo, y lo abraces así, como yo te estoy abrazando ahora, recién entonces vas a saber cuánto yo te quiero". Pero claro, la vida, como la muerte, es intransferible, y la mía la viví yo, y la sigo viviendo, ellos vivieron y vivirán la que les toque. Tuve mucho que luchar, y sigo peleando a la vida, pero Dios no da lucha a quien no tiene la fuerza para enfrentarla.

La pintura

Estudié Pintura con Vainstein y Dohme, y luego en la Escula de Dibujo y Pintura Manuel Belgrano. Aprendí la técnica de la pintura y me gusta mucho hacer retratos. Toda la imaginación que vuelco en la escritura desaparece en la pintura, pero puedo copiar los rostros y las expresiones. En la Corte Suprema de Justicia de la Nación hay dos cuadros pintados por mí: el de mi padre, Miguel Angel Berçaitz y el del Dr. Ricardo Levene hijo. Para mí es un gran honor que se encuentren ahí, en la sala de Ex Presidentes de la Corte.

Cuando estudiaba pintura pensaba que sin ella me moriría, que si no pintaba me faltaba el aire, la vida. Pero no fue así. Me gusta mucho el impresionismo y también el expresionismo, pero hay ¡tantas y tan bellas escuelas y tantos y tan excelentes maestros!. Dicen que pinto bien, pero que no tengo estilo. No sé si eso es muy grave. También hice muchas artesanías, para lo que soy muy hábil. Soy buena restauradora. Más adelante, si quieren, les mostraré algunos de mis cuadros y también unas bellas máscaras que hice en papel machêr.

Mi perfil casi completo: La escritora

Mi nombre es María Cristina Berçaitz. Nací el 3 de octubre de 1945, por lo tanto soy del siglo pasado. Desde muy niña empecé a dibujar, pintar y escribir. Siempre fui muy inquieta y curiosa y mi padre me llamaba: "La piba ¿por qué?" Tal era mi afán por saberlo todo. Los mejores momentos de mi infancia los pasé en San André de Giles, lugar donde íbamos a pasar los veranos y estaban los caseros: Tío Pablo y Tía Lita. En mi libro Recuerdos, tan sólo recuerdos hablo de ellos. Es como un homenaje por todo el cariño que me dieron, sobre todo ella, que fue mi "mamita". A los diez años escribí mi primer cuento que inicia la serie de Los cuentos de mi abuelita, cuentos para leer con pincel, pues está lleno de dibujos realizados por niños a los que les leí los cuentos y los ilustraron. Es un libro hermoso, porque es mío, y como a un hijo lo encuentro hermoso y perfecto, más allá de sus defectos. Otros libros que escribí son: El Jardín Mágico, con cuentos ambientados en los pagos de Giles, 3x6+3, también de cuentos; Amanecer en África, novela en la que relato un viaje que hice en carpa por Tanzania y Kenya, y El país de los Pechanes, libro al que adoro pues evitó que me enfermara. Es bellísimo y está escrito al estilo de los viejos cuentos de hadas. De él se está preparando la segunda edición.
Lo que más me importa son los afectos y trato de ser una buena persona. Muchas veces, los que más amo, no me comprenden. Suele suceder con las personas sensibles.